Poesía
Aquí una selección de poesías que me gustan.
Soneto a Silvia
Contra mi dulce amor y mi ternura
Y el odio infame y tiranía dura
De todo su rigor contra mí armarse;
Bien puede el tiempo rápido cebarse
En la gracia y primor de su hermosura,
Para que cual si fuese llama impura
Pueda el fuego de amor en mí acabarse;
Bien pueda en fin la suerte vacilante,
Que eleva, abate, ensalsa y atropella,
Alzarme o abatirme en un instante;
Que al mundo, al tiempo y mi varia estrella,
Más fino cada vez y más constante,
Les diré: "Silvia es mía y yo soy de ella"
A Solas
Quieres que hablemos?
Está bien empieza:
Habla a mi corazón como otros días...
¡Pero no!... ¿qué dirías?
¿Qué podrías decir a mi tristeza?
...No intentes disculparte: ¡todo es vano!
Ya murieron las rosas en el huerto;
el campo verde lo secó el verano,
y mi fe en ti, como mi amor, ha muerto.
Amor arrepentido,
ave que quiere regresar al nido
a través de la escarcha y las neblinas;
amor que vienes aterido y yerto,
¡dónde fuiste feliz... ¡ya todo ha muerto!
No vuelvas... ¡Todo lo hallarás en ruinas!
¿A qué has venido? ¿Para qué volviste?
¿Qué buscas?... Nadie habrá de responderte!
Está sola mi alma, y estoy triste,
inmensamente triste hasta la muerte.
Todas las ilusiones que te amaron,
las que quisieron compartir tu suerte,
mucho tiempo en la sombra te esperaron,
y se fueron... cansadas de no verte.
Cuando por vez primera
en mi camino te encontré, reía
en los campos la alegre primavera...
todo era luz, aromas y armonía.
Hoy todo cuán distinto...
Paso a paso y solo voy por la desierta vía
Nave sin rumbo entre revueltas olas
pensando en la tristeza del ocaso,
y en las tristezas de las almas solas.
En torno la mirada no columbra
sino esperanzas y páramos sombríos;
los nidos en la nieve están vacíos,
y la estrella que amamos ya no alumbra
el azul de tus sueños y los míos.
Partiste para ignota lontananza
cuando empezaba a descender la sombra
....¿Recuerdas? Te llamaba mi esperanza,
¡pero ya mi esperanza no te nombra!
¡No ha de nombrarte!...¿para qué?...
Vacía está el ara, y la historia yace trunca.
¡Ya para que esperar que irradie el día!
¡Ya para que decirnos: Todavía,
Si una voz grita en nuestras almas:
¡Nunca!
- Ismael Enrique Arciniegas -
Desiderata
Camina placido entre el ruido y la prisa; y piensa en la paz quese puede encontrar en el silencio. En cuanto sea posible y sin rendirte, mantén buenas relaciones con todas las personas.
Enuncia tu verdad en una manera serena y clara y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante, también ellos tienen su propia historia. Esquiva a las personas ruidosas y agresivas, pues son un fastidio para el espíritu.
Si te comparas con los demás te volverás vano y amargado, pues siempre habrán personas mas grandes y mas pequeñas que tu. Disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera, por humilde que sea, ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos.
Se cauto en tus negocios, pues el mundo esta lleno de engaños, mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe. Hay muchas persona que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales, la vida esta llena de heroismo.
Se sincero contigo mismo, en especial no finjas el afecto. Y no seas cinico en el amor, pues en medio de todas las arideces y desengaños es perenne como la hierba.
Acata docilmente el consejo de los años, abandonando con donaire las cosas de la juventud. Cultiva la firmeza de el espiritu para que te proteja en las adversidades repentinas. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad, sobre una sana disciplina, se benigno contigo mismo.
Tu eres una criatura del universo, no menos que las plantas y las estrellas, tienes derecho a existir, y sea que te resulte claro o no, indudablemente el universo marcha como debiera. Por eso debes estar en paz con dios, cualquier que sea la idea que tengas de él.
Y sean cualquiera tus trabajos y aspiraciones, conserva la paz con tu alma; en la bulliciosa confusión de la vida, aún con todas sus farsa, penalidades y sueños fallidos el mundo es todavia hermoso; se cauto, esfuerzate por ser feliz.
Anónimo.
Horas Decembrinas
Bajo estos cielos soñadores
donde las brisas tienen un anhelo casto de perfumes
donde las tardes ofrecen un ambiente característico
suavizado por las frescas caricias de los céfiros
que aprisionan en el poniente
cuadros risueños de poéticos tintes.
Tardes en que es dulce vivir la vida
porque todo es bello y está saturado de invaluables encantos
Sentimos una emoción profunda
un éxtasis divino conmueve el corazón
cuando aparece en la marcha cotidiana del tiempo
la primera aurora de diciembre.
La vida parece haberse trocado
en un jardín de lirios cándidos
de alelíes y de rosas blancas
cuyos cálices expanden la ambrosía de sus néctares.
Las mañanas decembrinas
están llenas de suavidad
sus encantos nos deleitan
nos retornan a la edad
en que todos son sueños e ilusiones.
Mañanas divinas
en que la plata de la sutil neblina
nos trae el exquisito perfume de los cantos
Mañanas coquetonas
que nos hacen destapar
el viejo cajón de los recuerdos.
Las noches decembrinas
tienen un cielo azul
lucen nubes de encaje
tal su albura.
El viento canta el duelo de las flores
la luna es una antorcha
a cuyos místicos fulgores
se platean los horizontes;
Hay temblores de estrellas en los cielos
Hay una hermosa floración de ensueños e ilusiones.
¡OH! LAS HORAS DECEMBRINAS SI NUNCA SE MARCHITARAN...
Miguel Angel Olmos
Pasiones de Ausente Enamorado
Este amor, que yo alimento
de mi propio corazón,
no nace de inclinación
sino de conocimiento.
Que amor de cosa tan bella,
y gracia que es infinita,
si es elección, me acredita;
si no, acredita mi estrella.
Y, ¿qué deidad me pudiera
inclinar a que te amara,
que ese poder no tomara
para sí, si le tuviera?
Corrido, señora, escribo
en el estado presente,
de que estando de ti ausente,
aún parezca que estoy vivo.
Pues ya en mi pena y pasión,
dulce Tirsi, tengo hechas
de las plumas de tus flechas
las alas del corazón.
Y sin poder consolarme,
ausente y amando firme,
más hago yo en no morirme
que hará el dolor en matarme.
Tanto he llegado a quererte,
que siento igual pena en mí
del ver, no viéndote a ti,
que adorándote, no verte,
si bien recelo, señora,
que a este amor serás infiel,
pues ser hermosa y cruel
te pronostica traidora.
Pero traiciones dichosas
serán, Tirsi, para mí,
por ver dos caras en ti,
que han de ser por fuerza hermosas.
Y advierte, que en mi pasión
se puede tener por cierto
que es decir ausente, y muerto,
dos veces una razón.
- Francisco de Quevedo-
IDILIO ETERNO Ruge el mar, y se encrespa y se agiganta; la luna, ave de luz, prepara el vuelo y en el momento en que la faz levanta, da un beso al mar, y se remonta al cielo. Y aquel monstruo indomable, que respira tempestades, y sube y baja y crece, al sentir aquel ósculo, suspira... ¡y en su cárcel de rocas... se estremece! Hace siglos de siglos, que, de lejos, tiemblan de amor en noches estivales; ella le da sus límpidos reflejos, él le ofrece sus perlas y corales. Con orgullo se expresan sus amores estos viejos amantes afligidos: ella le dice "¡te amo!" en sus fulgores, y él prorrumpe "¡te adoro!" en sus rugidos. Ella lo duerme con su lumbre pura, y el mar la arrulla con su eterno grito y le cuenta su afán y su amargura con una voz que truena en lo infinito. Ella, pálida y triste, lo oye y sube, le habla de amor en su celeste idioma, y, velando la faz tras de la nube, le oculta el duelo que a su frente asoma. Comprende que su amor es imposible, que el mar la copia en su convulso seno, y se contempla en el cristal movible del monstruo azul, donde retumba el trueno. Y, al descender tras de la sierra fría, le grita el mar: "¡En tu fulgor me abraso! ¡no desciendas tan pronto, estrella mía! ¡estrella de mi amor, detén el paso! ¡Un instante mitiga mi amargura, ya que en tu lumbre sideral me bañas! ¡no te alejes!... ¿no ves tu imagen pura, brillar en el azul de mis entrañas?" Y ella exclama, en su loco desvarío: "¡Por doquiera la muerte me circunda! ¡Detenerme no puedo monstruo mío! ¡Compadece a tu pobre moribunda! Mi último beso de pasión te envío; ¡mi postrer lampo a tu semblante junto!..." y en las hondas tinieblas del vacío, hecha cadáver, se desploma al punto. Entonces, el mar, de un polo al otro polo, al encrespar sus olas plañideras, inmenso, triste, desvalido y solo, cubre con sus sollozos las riberas. Y al contemplar los luminosos rastros del alba luna en el obscuro velo, tiemblan, de envidia y de dolor, los astros en la profunda soledad del cielo. ¡Todo calla!... el mar duerme, y no importuna con sus gritos salvajes de reproche; y sueña que se besa con la luna ¡en el tálamo negro de la noche!.
-Julio Florez-
Vida
Ya perdoné errores casi imperdonables.
Trate de sustituir personas insustituibles,
de olvidar personas inolvidables.
Ya hice cosas por impulso.
Ya me decepcioné con algunas personas,
mas también yo decepcioné a alguien
Ya abracé para proteger.
Ya me reí cuando no podía.
Ya hice amigos eternos.
Ya amé y fui amado pero también fui rechazado.
Ya fui amado y no supe amar.
Ya grité y salté de felicidad.
Ya viví de amor e hice juramentos eternos,
pero también los he roto y muchos.
Ya lloré escuchando música y viendo fotos .
Ya llamé sólo para escuchar una voz .
Ya me enamoré por una sonrisa.
Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia y …
Tuve miedo de perder a alguien especial
(y termine perdiéndolo) ¡¡
pero sobreviví !!
Y todavía vivo !!
No paso por la vida.
Y tú tampoco deberías sólo pasar …
VIVE!!!
Bueno es ir a la lucha con determinación
abrazar la vida y vivir con pasión.
Perder con clase y vencer con osadía,
por que el mundo pertenece a quien se atreve
y la vida es mucho más para ser insignificante.
Charles Chaplin
CUANDO LEJOS, MUY LEJOS
Cuando lejos, muy lejos, en hondos mares, en lo mucho que sufro pienses a solas, si exhalas un suspiro por mis pesares, mándame ese suspiro sobre las olas. Cuando el sol con sus rayos desde el oriente rasgue las blondas gasas de las neblinas, si una oración murmuras por el ausente, deja que me la traigan las golondrinas. Cuando pierda la tarde sus tristes galas, y en cenizas se tornen las nubes rojas, mándame un beso ardiente sobre las alas de las brisas que juegan entre las hojas. Que yo, cuando la noche tienda su manto, yo, que llevo en el alma sus mudas huellas, te enviaré, con mis quejas, un dulce canto en la luz temblorosa de las estrellas.
Julio Florez
Dido y Eneas
Me preguntas qué ha sido de mi vida
es estos años últimos. Tú llegas con un brillo
exótico en los ojos que tanto amé, sonríes
de mágica manera como entonces
y conocen tus pasos el polvo
de todos los caminos. Qué ha sido de tu vida.
Fracasar es un arte que tú ignoras.
Se aprende lentamente, en largas tardes
y rincones oscuros, se aprende entre los brazos
que fingen un calor que no perdura.
Cuántas veces anduve por las mismas
calles, ya sin ti y con incierta lluvia,
cuántas veces me senté en lugares
que conocieron la precaria dicha
de aquel adolescente tan irreal y puro.
No todos saben encontrar la puerta
que lleva lejos, con amor y riesgo,
a las islas azules y a ciudades con sol.
Dijiste que la vida es un licor
que hay que apurar de un trago, y yo te vi partir,
te veo todavía partir a prima noche,
partir hacia otro mundo en donde yo no existo.
Con lástima me miras porque ignoras
que hay un placer mayor, decir que no
a la vida, andar por un atajo incierto,
desdeñar el amor, sonreír en la ausencia,
abrazar el vacío y seguir adelante
hasta ese punto último que aúna
la tiniebla y la luz.
Jose Luis Garcia Martin
Chau número tres
Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres
sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro
te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota
te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía
pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono
estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos
estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra
estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen
y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.
Mario Bendetti
Rostro de Vos
Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón
tengo una soledad tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto
y por sabor
sin un temblor de más
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos
estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna maldición
mis huéspedes concurren
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor
yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos
pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan a su hambre
miran y miran
y apagan mi jornada
las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada
ya mi rostro de vos
cierra los ojos
y es una soledad
tan desolada.
Mario Benedetti
Soneto 116
Déjame que el enlace de dos almas fielesNo admita impedimentos.
No es amor el amor
Que cambia cuando un cambio encuentra,
O que se adapta con el distanciamiento a distanciarse.
que desafía a las tempestades sin nunca estremecerse;
es la estrella para todo barco sin rumbo,
cuya valía se desconoce, aun tomando su altura.
No es amor bufón del Tiempo, aunque los rosados labios
Y mejillas corva guadaña sigan:
El amor no varía con sus breves horas y semanas,
Sino que se afianza incluso hasta en el borde del abismo.
Si esto es erróneo y se me puede probar,
Yo nunca nada escribí, ni nadie nunca amó.
William Shakespeare
Nocturno III
Una noche
Una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de alas,
Una noche
En que ardían en la sombra nupcial y húmeda las luciérnagas fantásticas,
A mi lado, lentamente, contra mí ceñida toda,
Muda y pálida
Como si un presentimiento de amarguras infinitas
Hasta el más secreto fondo de tus fibras se agitara,
Por la senda que atraviesa la llanura florecida
Caminabas,
Y la luna llena
Por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca.
Y tu sombra
Fina y lánguida,
Y mi sombra
Por los rayos de la luna proyectadas
Sobre las arenas tristes
De la senda se juntaban
Y eran una
Y eran una
Y eran una sola sombra larga!
Y eran una sola sombra larga!
Y eran una sola sombra larga!
Esta noche
Solo, el alma
Llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte,
Separado de ti misma por la sombra, por el tiempo y la distancia,
Por el infinito negro
Donde nuestra voz no alcanza,
Solo y mudo
Por la senda caminaba.
Y se oían los ladridos de los perros a la luna,
A la luna pálida,
Y el chillido
De las ranas
Sentí frío. Era el frío que tenían en tu alcoba
Tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas
Entre las blancuras níveas
De las mortuorias sábanas.
Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte,
Era el frío de la nada.
Y mi sombra
Por los rayos de la luna proyectada
Iba sola
Iba sola
Iba sola por la estepa solitaria.
Y tu sombra esbelta y ágil;
Fina y lánguida
Como en esa noche tibia de la muerta primavera,
Como en esa noche llena de perfumes, de murmullos y de música de alas,
Se acercó y marchó con ella,
Se acercó y marchó con ella,
Se acercó y marchó con ella… ¡Oh las sombras enlazadas!
¡Oh las sombras que se juntan y se buscan en las noches de negruras y de lágrimas!…
José Asunción Silva
El Brindis del Bohemio
En torno de una mesa de cantina,una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.
Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.
El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al resolverse en nada,
la vida de los sueños.
Pero en todos los labios había risas,
inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.
Era curioso ver aquel conjunto,
aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que, melosa y delicada,
la música de un verso.
A cada nueva libación, las penas
hallábanse más lejos del grupo,
y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros,
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.
Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo bohemio
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrillos y versos,
la agonía de un año que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica,
del Feliz Año Nuevo...
Una voz varonil dijo de pronto:
Las doce, compañeros;
Digamos el requiéscat por el año
que ha pasado a formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!
Porque nos traiga ensueños;
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos...
Brindo, dijo otra voz, por la esperanza
que a la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga,
que las penas mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.
Brindo porque ya hubiese a mi existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza;
si en mi cielo de tul limpio y divino
no alumbrara mi sino
una pálida estrella: Mi esperanza.
¡Bravo! Dijeron todos, inspirado
esta noche has estado
y hablaste bueno, breve y sustancioso.
El turno es de Raúl; alce su copa
Y brinde por... Europa,
Ya que su extranjerismo es delicioso...
Bebo y brindo, clamó el interpelado;
brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría,
y en el que hubo mujeres seductoras
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía...
Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura
mi corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de ternuras,
de dichas, de deliquios, de desvelos.
Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente
brote un torrente
de inspiración divina y seductora,
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira,
que sonríe, que canta y que enamora.
Brindo porque mis versos cual saetas
Lleguen hasta las grietas
Formadas de metal y de granito
Del corazón de la mujer ingrata
Que a desdenes me mata...
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!
Porque a su corazón llegue mi canto,
porque enjuguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos;
porque con creces mi pasión me pague...
¡vamos!, porque me embriague
con el divino néctar de sus besos.
Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones y reír y todo.
Se brindó por la Patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.
Sólo faltaba un brindis, el de Arturo.
El del bohemio puro,
De noble corazón y gran cabeza;
Aquél que sin ambages declaraba
Que solo ambicionaba
Robarle inspiración a la tristeza.
Por todos estrechado, alzó la copa
Frente a la alegre tropa
Desbordante de risas y de contento;
Los inundó en la luz de una mirada,
Sacudió su melena alborotada
Y dijo así, con inspirado acento:
Brindo por la mujer, mas no por ésa
en la que halláis consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer ¡desventurados!;
no por esa que os brinda sus hechizos
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.
Yo no brindo por ella, compañeros,
siento por esta vez no complaceros.
Brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos:
por la mujer que me arrulló en la cuna.
Por la mujer que me enseño de niño
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero;
por la mujer que me arrulló en sus brazos
y que me dio en pedazos,
uno por uno, el corazón entero.
¡Por mi Madre! Bohemios, por la anciana
que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña tal vez, que mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.
Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dio vida,
y ternura y cariño;
por la que fue la luz del alma mía,
y lloró de alegría,
sintiendo mi cabeza en su corpiño.
Por esa brindo yo, dejad que llore,
que en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejad que brinde por mi madre ausente,
por la que llora y siente
que mi ausencia es un fuego que calcina.
Por la anciana infeliz que sufre y llora
y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
por mi Madre, bohemios, que es dulzura
vertida en mi amargura
y en esta noche de mi vida, estrella...
El bohemio calló; ningún acento
profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura,
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.
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