Eva García Saénz de Urturi - Aquitania
Este libro pertenece a la lista de mi club de lectura, es un thriller histórico. Lo leí estrenando mi nuevo kindle lo que me hace muy feliz. Esperaba más, esa es la verdad, porque al ser el ganador del premio Planeta me hice expectativas. Pero con más me refiero sobre todo a la historia, se acabó muy rápido y me dejó con ganas de saber más, el desenlace no sé si me pareció muy rápido o muy fácil. Pero no quiero manchar la percepción porque en verdad es un libro excelente, el esfuerzo que debió suponer para la autora construir esta historia sobre un personaje real y en el lenguaje de antaño, tuvo que ser excepcional.
Es una experiencia diferente, difícil de empezar porque la narrativa es enredada, pero una vez comprendes el modo ya te vas solo leyendo.
La historia es sobre Eleanor, una niña que hereda el título de duquesa de Aquitania, una de las regiones más ricas de Europa en el medioevo, y en la búsqueda de la verdad por encontrar el asesino de su padre termina casándose con el Rey de Francia convirtiéndose a su vez en Reina de Francia. Es una historia de amor y odio, de venganza y de soledad, de poder y de impotencia.
La historia la narra ella en su mayoría, interviene también su esposo el Rey dando a conocer su personalidad y en paralelo cuentan la historia de un niño que años atrás sufrió las penurias del abandono.
Me llamó la atención que Eleanor tiene trece años cuando comienza la historia y la madurez del personaje es como de un adulto, en todo sentido. Me cuesta trabajo creer que eso sea real, pero me consuelo pensando que en aquellos tiempos la madurez de hombres y mujeres tenía otros tintes. Fue educada para gobernar y eso lo deja muy claro.
Mientras leí el libro no supe que los personajes fueron reales, pensé que todo era ficción, pero Eleanor vivió hasta los ochenta y tantos, terminó anulando su matrimonio con Lui y se casó nuevamente convirtiéndose en reina de Inglaterra. Tuvo 10 hijos en total, dos de ellos fueron reyes de Inglaterra también, por lo que entendí mantuvo buenas relaciones con Lui XII.
Aquí mis frases favoritas:
Mis palabras mataban. Dejé de pronunciarlas, aunque siempre adoré las palabras.
«Actúa como un león, ellos no lloran por sus presas. Arremete como un águila, siempre desde arriba. Ejecuta como un escorpión, su aguijón es selectivo y solo inocula veneno al enemigo digno de su ataque».
Viste como no puede vestir ninguna otra mujer. No te quites nunca la corona ducal.
Proyecta fortaleza, luz y brillo, que no vean nunca más a la niña muda.
Tu alma es vieja y curtida en desgracias, eres mucho más sabia ya que buena parte de tus vasallos.
La imaginación crea monstruos que a menudo son peores que la realidad.
«Ante un suceso improbable, inesperado e incomprensible, pregúntate: ¿a quién favorece?»,
Ni siquiera un rey tiene como súbdito al sol.
Cuanto mayor es la crítica, mayor es la envidia que la dirige.
Esta noche voy a ganarle al Trovador. No con mi fortaleza, no la tengo, sino con su debilidad, así se les gana a los fuertes.
Sea, pues —dijo mi suegra—, que hablen de la vieja y del polvo que levanta cuando baila. Y la vi sonreír
Dios brilla y sus sedes en la Tierra han de brillar también. El ojo humano está creado para admirar la belleza, se lo debemos al Creador.
Siempre fui de olvidos prolongados.
«Oblígate a ser testigo de las consecuencias de tus decisiones».
El silencioso hielo me hizo mucho más daño que una ruptura acalorada, al modo aquitano.
El orgullo y la rabia eran dos pecados que no me podía permitir si quería seguir viva.
«Soporta y renuncia» —tradujo Rai—, así es. —He aprendido a renunciar a lo que no puedo conseguir —le dije —, y la renuncia, sorprendentemente, ha convertido mi vida en algo mucho más ligero. Ya no pido lo que sé que no se me puede dar, querido tío. Ya no lo pido.
¿Sabes cuánto cansa ser un planeta sin luz junto a un sol? Me agota tu luz. Me agota, estoy exhausto.
Pero el camino curte, y nos va dotando de nuevos recursos.
Que la vida no va a ponerse más fácil, solo podemos optar por ser más fuertes. Y prefiero pensar que siempre, todos los días, vamos a vivir el penúltimo día de la guerra.
En esto consiste la literatura y en esto consiste la vida: en seguir. Siempre.
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