Margarita García Robayo - Primera Persona

Me leí este libro por recomendación de Adriana Rosas, mi profesora de Creación Literaria y Arte Verbal. No me recomendó precisamente este libro, pero me recomendó a la autora cartagenera Margarita García Robayo cuando le dije que no sabía escribir ficción y que me gustaba escribir sobre la vida, reflexiones y pensamientos varios.

Llegué entonces a este libro a través de Storytel porque es el único que tienen de la autora en audiolibros (ya compré el Secreto de las Olas, pero no he tenido tiempo de leer). Está muy bien narrado por Yamila Garreta. Lo recomiendo. 

El libro es una recopilación de entregas de textos que hizo Margarita a lo largo de seis meses para una revista y que fue publicado en 2016, supongo, después se hizo esta recopilación. El ebook también está en Storytel. 

Margarita habla de todo un poco, con una nostalgia que me gusta, reflexiona, es sutil, es directa, me gustan sus planteamientos. Empieza contando por qué no le gusta el mar, pasa por la relación su papá, sus historias de amor adolescente, su esposo, sus hijos, su apreciación de la lactancia, el feminismo y otras varias cosas.

¿Si me gustó?, si me gustó, porque así me gustaría escribir a mí... pero, el libro no tiene una historia en sí, son pensamientos sueltos bien narrados. Lo que me pasa es que me hace falta como un hilo conductor, no sé... o algo que te deje la codicia de seguir leyendo hasta el final, alguna promesa... no sé. Me pasa esto porque me gusta leer thrillers, pero entiendo que en la literatura lo que hay son colores.



Reseña

 «¿Cuántos pensamientos caben en un acto? ¿Cuántas mujeres caben en un cuerpo? ¿Cuántas en una vida? ¿Estoy dispuesta a abrazarlas a todas?». En este conjunto de narraciones autobiográficas, Margarita García Robayo hurga en sus recuerdos y los descose sin miedo al dolor o a la nostalgia.

En Primera persona no hay grandes tramas ni certezas. La autora divaga sobre temas como el enamoramiento, el miedo a la maternidad, las frustraciones, el hastío o la locura, posando una mirada salvaje sobre la naturaleza humana. Con un cinismo agridulce y una ironía punzante, García Robayo abre sus heridas, que bien podrían ser las de toda mujer.

«No hay buenos ni malos, sino gente en medio de un derrumbe íntimo, una catástrofe intensa que ella se limita a exponer de manera descarnada […]. Tiene elegancia, tiene perfidia narrativa. Tiene un mundo dentro de la cabeza, y es un mundo complejo, lleno de aristas, de contrastes».    


Frases

Me he pasado la vida tratando de asignarle al mar algún rol fundante en mi constante ir y volver. 

La lactancia materna, a priori, es un terreno lleno de máximas flojas y fotos edulcoradas que se articulan con el prejuicio: todo el mundo lo hace, cómo no voy a poder hacerlo yo. Cuesta imaginar que, para aprender a dar la teta, uno necesite juntar bibliografía.

Los hijos son como los tormentos, una vez que nacen nunca más se van.

Viajar es desorientarse. Estar es orientarse. Orientarse significa mirar alrededor y reconocerse.


Un hijo es un hijo (...) Frases que se pretenden sabias y profundas, pero que si uno se asoma en ellas solo encuentra un hueco infinito de ignorancia y la incapacidad de formular argumentos (...).

Desde que me dedico a escribir, miento.

He llegado a la conclusión que soy una mujer bastante convencional, pero incómoda con el hecho de serlo. Es como si mi cabeza aspirara a convicciones que mi cuerpo juzga impracticables, sin sacramentos de por medio.

Otras Opiniones

Por: Isabella Ariza Buitrago Arte por: nadiesabequeexisto

Primera persona (2018) es una recopilación de escritos autobiográficos de Margarita García Robayo publicados originalmente en revistas como Piauí y Telar en el transcurso de seis o siete años. Cada escrito, según contó la autora en su conversación con Carolina Sanín en la pasada Feria del Libro de Bogotá, fue conservado, en la medida de lo posible y salvo cambios menores, tal como fue escrito en el momento de su publicación original. De manera que el lector se encuentra con una especie de álbum de fotos –de selfies– que no sólo muestra lo que le pasó a García Robayo (o lo pensó al respecto de algo que pasó cerca de ella), sino también la manera en la que la autora decidió narrar lo sucedido en un momento pasado. Leemos cada relato autobiográfico –sobre la lactancia, la relación con el padre, la vida frente al mar– con el acceso privilegiado de conocer a la narradora de ese momento.

(...) El resultado de este ejercicio es un collage de escritos independientes entre ellos, que, sin embargo, juntos forman una imagen (¿distorsionada?, ¿parcial?, ¿sincera?) de la vida de la autora.

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