Olga Tokarczuk - Los errantes
Ganadora del premio nobel 2018, Los Errantes, es una novela llena de pequeñas historias. Como en un diario de viajes, la narradora va contando pequeñas anécdotas de lo que ve y lo que piensa. Cada historia tiene un título y algunas quedan a la mitad y continúan mientras el libro va avanzando. No lo he terminado de leer y no sé si lo vaya a hacer, por eso me atrevo a escribir esta memoria.
Dice Andrea Jeftanovic, en su artículo "Ensanchar el mundo: Los errantes de Olga Torckazuck" del 13 julio 2020:
Los errantes es una obra deliberadamente híbrida, que combina varios géneros: la autobiografía, el libro de viajes, el cuento y el ensayo filosófico. Hasta incluye mapas y dibujos. Al mismo tiempo, Tokarczuk renuncia a otra convención propia de la prosa: la trama única. Porque el libro abre múltiples constelaciones paralelas, que coexisten como planetas de una misma galaxia.
Su narración es vivaz y es buena, tiene frases contundentes y profundas, lástima que las historias sean tan cortas... me gustó una donde desaparece la esposa y el hijo de un señor... me interesé tanto que avancé en el libro porque por el suspenso necesitaba saber que pasaba... y ALERTA DE SPOILER... no pasa nada. No puedo juzgar con precisión porque no lo he terminado, pero lo que es cierto es que el libro vuela de un tema a otro, habla de huesos y de viajes. Tiene mapas sin sentido, que entiendo la autora puso ahí porque son mapas que le gustan.
A continuación una parte de la entrevista publicada en El Español donde habla de la narración en primera persona:
Olga Tokarczuk: "Cuando escribo, tengo que sentir todo dentro de mí" - La escritora polaca, Premio Nobel 2018, reivindica en su discurso 'El narrador tierno', el poder de la literatura como narración para unir y dar sentido a un mundo fragmentado.
(…) Vivimos en una realidad de narraciones polifónicas en primera persona, y nos encontramos por todos lados con el ruido polifónico. Lo que quiero decir con primera persona es el tipo de cuento donde el yo orbita estrechamente, donde el protagonista más o menos directamente escribe sobre sí mismo y a través de sí mismo. Hemos determinado que este tipo de punto de vista individualizado, esta voz del yo, es el más natural, humano y honesto, incluso si se abstiene desde una perspectiva más amplia. Narrar en primera persona es tejer un patrón absolutamente único, es tener un sentido de autonomía como individuo, ser consciente de ti mismo y de tu destino. Sin embargo, también significa construir una oposición entre el yo y el mundo, y esa oposición puede ser alienante a veces.
Creo que la narración en primera persona es muy característica de la óptica contemporánea, en la que el individuo desempeña el papel de centro subjetivo del mundo. La civilización occidental se basa en gran medida y depende de ese descubrimiento del yo, que constituye una de nuestras medidas más importantes de la realidad. Aquí el hombre es el actor principal, y su juicio, aunque es uno entre muchos, siempre se toma en serio. Las historias tejidas en primera persona parecen estar entre los mayores descubrimientos de la civilización humana; son leídos con reverencia, con plena confianza. Este tipo de historia, cuando vemos el mundo a través de los ojos de un yo que es diferente a cualquier otro, crea un vínculo especial con el narrador, quien le pide a su oyente que se coloque en su posición única.
Frases que me gustaron..
A todas luces yo carecía de ese gen que hace que en cuanto se detiene uno en un lugar por un tiempo más o menos largo, enseguida eche raíces.
Mi energía es generada por el movimiento: el vaivén de los autobuses, el traqueteo de los trenes, el rugido de los motores de avión, el balanceo de los ferrys.
He hecho una carrera universitaria, pero en realidad no he aprendido ningún oficio, cosa que lamento mucho.
La psique es un objeto de estudio muy resbaladizo.
En mi escritura la vida devenía en historias incompletas, cuentos oníricos, tramas vagas; se aparecía a lo lejos en extrañas perspectivas desenfocadas o en secciones transversales, lo que hacía difícil llegar a una conclusión generalizadora.
Todo aquel que en algún momento haya intentado escribir una novela sabe lo duro que es este trabajo, sin duda una de las peores formas de autoempleo. Hay que quedarse permanentemente encerrado en uno mismo, en una celda individual, completamente a solas.
Las confesiones de otros, lo admito con tristeza, a menudo me aburrían. Para ser sincera, a menudo habría preferido intercambiar los papeles y empezar a hablarles de mí.
El mío se llama Síndrome de Desintoxicación Perseverante.
Son precisamente los errores y accidentes de la creación lo que busco pacientemente en mis viajes.
Solo se ha permitido una extravagancia con la sangre; la sangre debe actuar como advertencia, el rojo como alarma de que el cascarón de nuestro cuerpo ha sido abierto. La continuidad de los tejidos, rota. En realidad, por dentro somos incoloros. Un corazón exangüe adopta un aspecto bien diferente: parece un moco. Tal cual.
En ese momento Kunicki recuerda que el ferry que los trajo se llamaba Poseidón, al igual que muchos bares, tiendas y barcas. Poseidón o Neptuno, nombres que el mar expele como conchas. Sería interesante averiguar cómo se compran los derechos de autor a un dios. ¿Con qué se le paga?
Nunca había estado allí. Durante la carrera frecuentaba únicamente la moderna biblioteca de la universidad. Entregaba una hoja con el título y el autor y al cabo de un cuarto de hora le traían el libro. Tampoco es que la frecuentara muy a menudo, en situaciones excepcionales más bien, porque la gente fotocopiaba la mayoría de los textos. Una nueva generación de la literatura: texto sin lomo, una fotocopia fugaz, una especie de kleenex que se hizo con el poder tras la abdicación del pañuelo de algodón tradicional. Los pañuelos de papel hicieron una modesta revolución: abolieron las diferencias de clase. Un solo uso y a la basura.
¿Acaso no hay en la ciudad psicólogos infantiles hombres?
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