Piedad Bonnett - Lo que no tiene nombre
Conocí de la existencia de esta escritora a través de la maestría en Literatura y hace un par de meses participé en un taller de bolsillo que ella misma dictó sobre la novela como género narrativo, sobre cómo escribir novelas. Me gustó su clase, no sé si me gustó ella. Un tanto pedante y lejana, lo que no necesariamente es malo, es la idiosincrasia cachaca, aunque me entero que es antioqueña.
El caso es que a raíz de ese curso me hice el compromiso de leer su libro sobre su hijo. Qué más determinante en la obra de una escritora que el suicidio de su hijo, por simple chismoseria dan ganas de leerlo.
Me gusta el tono, me gusta que no hay ficción, me gusta que el duelo se vive desde el aire, no hay dolor, hay reflexión y hay consuelo.
Me hizo pensar en aquel amigo, que al igual que Daniel tenía brotes psicóticos y nunca fueron tratados adecuadamente. Hoy, entiendo que eran parte de una enfermedad mental, en aquella época simplemente estaba desequilibrado, consecuencia lógica para mi, de una familia súper disfuncional. Gracias al mundo que no terminó como Daniel, pero que cerca estuvo.
No se entienden las enfermedades mentales si no se está inmerso en ellas, me cuesta mucho trabajo digerirlo, a mi no me ha tocado, no así. Desconocía lo intrínseco de la esquizofrenia, este libro me abre los ojos ante estas vidas extrañas, cuantos padecimientos de la mente que desconocemos y juzgamos. Siempre le he temido a mis propios pensamientos.
Vale la pena leer este libro. No suena a literatura de duelo, es como una explicación.
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