Rosa Montero - La ridícula idea de no volver a verte
Me gustó. Lo bueno de este libro, audio-libro, es que lo narra la misma autora, así que se siente real, al igual que el anterior audio-libro que escuché de Rosa Montero. Es un híbrido entre su experiencia personal en la muerte de su esposo y la de Marie Curie con la muerte de Pierre Curie. Es literalmente una conversación sobre la muerte, sobre la naturalidad de la muerte y sobre el dolor de la muerte. Al hablar de Marie Curie pasa también, por supuesto, por la lucha de la mujer para lograr su papel en el reconocimiento social, es una buena investigación y una manera amena de conocer a Marie Curie.
Lo oí camino a Cartagena y de regreso, fue un poco maratónico, por lo que no profundicé y además que tiemblo con el tema de la muerte.
El estilo de Rosa Montero me parece impecable, habla con confianza y con exactitud. Se siente verosimilitud y fiabilidad en sus datos. Buen libro.
Mis Frases.
El verdadero dolor es indecible. Si puedes hablar de lo que te acongoja estás de suerte: eso significa que no es tan importante. Porque cuando el dolor cae sobre ti sin paliativos, lo primero que te arranca es la #Palabra. Es probable que reconozcas lo que digo; quizá lo hayas experimentado, porque el sufrimiento es algo muy común en todas las vidas (igual que la alegría). Hablo de ese dolor que es tan grande que ni siquiera parece que te nace de dentro, sino que es como si hubieras sido sepultada por un alud. Y así estás. Tan enterrada bajo esas pedregosas toneladas de pena que no puedes ni hablar. Estás segura de que nadie va a oírte. 0.22
Entro en el salón. Me dicen: «Ha muerto.» ¿Acaso puede una comprender tales palabras? Pierre ha muerto, él, a quien sin embargo había visto marcharse por la mañana, él, a quien esperaba estrechar entre mis brazos esa tarde, ya sólo lo volveré a ver muerto y se acabó, para siempre.
Siempre, nunca, palabras absolutas que no podemos comprender siendo como somos pequeñas criaturas atrapadas en nuestro pequeño tiempo. ¿No jugaste, en la niñez, a intentar imaginar la eternidad? ¿La infinitud desplegándose delante de ti como una cinta azul mareante e interminable? Eso es lo primero que te golpea en un duelo: la incapacidad de pensarlo y de admitirlo. Simplemente la idea no te cabe en la cabeza. ¿Pero cómo es posible que no esté? Esa persona que tanto espacio ocupaba en el mundo, ¿dónde se ha metido? El cerebro no puede comprender que haya desaparecido para siempre. ¿Y qué demonios es siempre? Es un concepto inhumano. Quiero decir que está fuera de nuestra posibilidad de entendimiento. Pero cómo, ¿no voy a verlo más? ¿Ni hoy, ni mañana, ni pasado, ni dentro de un año? Es una realidad inconcebible que la mente rechaza: no verlo nunca más es un mal chiste, una idea ridícula.
El verdadero dolor es una ballena demasiado grande para poder ser arponeada. Y sin embargo, y a pesar de ello, los escritores nos empeñamos en poner #Palabras en la nada. Arrojamos #Palabras como quien arroja piedrecitas a un pozo radiactivo hasta cegarlo.
Todos necesitamos la belleza para que la vida nos sea soportable. Lo expresó muy bien Fernando Pessoa: «La literatura, como el arte en general, es la demostración de que la vida no basta.» No basta, no. Por eso estoy redactando este libro. Por eso lo estás leyendo.
¿Tan difícil es de entender que, cuando se te ha ido alguien querido, lo que no te cabe en la cabeza es su imposible ausencia? Estoy segura de que todos hablamos con nuestros muertos; yo desde luego lo hago, aunque no creo en absoluto en la otra vida. E incluso he sentido a Pablo junto a mí de vez en cuando; y me ha ayudado a no caerme en un par de tropezones, sosteniéndome mientras yo iba dando inestables trompicones hasta recuperar la verticalidad. El cerebro es así. Teje la realidad, construye el mundo. 2.50
Entonces, ¿la vida siempre acaba mal? Según una tradición gitana, si acudes a un festejo social, a una boda, a un bautizo, no debes desear felicidades, como es habitual, sino «malos principios». Porque, con sabiduría milenaria forjada por unas condiciones de vida difíciles, conocen que la desgracia es inevitable en la existencia; y entonces prefieren desear que la cuota de dolor venga primero, para que así el final sea venturoso. Pero la vida no tiene otro final posible que la muerte; y antes, si tienes mucha suerte, la vejez.
Creo que nuestra percepción lineal del tiempo lo empeora todo. Einstein dijo ya hace mucho que el tiempo y el espacio eran curvos, pero nosotros seguimos viviendo los minutos como una secuencia (y una consecuencia) inexorable.
Saber ser #Feliz es un conocimiento complicado.
Sin embargo, ahora empiezo a intuir que quizá con la edad podamos aprender a escribirnos mejor: a fin de cuentas la novela es un género de madurez. Y creo que, si tienes suficiente dinero para pagar las necesidades básicas, y suficiente salud para ser autónomo, ser mayor te puede liberar de ti mismo, como a Wakefield.
La #Felicidad dibuja una estable y firme curva en forma de U a lo largo de la vida. Es decir, hombres y mujeres de todas las sociedades dicen sentirse más felices en la juventud y en la vejez, mientras que el momento más difícil de la existencia está entre los cuarenta y los cincuenta años. 5.23
Luego, algo incómoda de hablar tanto, quise cederte la palabra, obedeciendo a esa sensación que siempre he tenido, de que lo que tú pudieras decir sería más interesante que lo que pudiera decir yo misma (en todas las circunstancias de nuestra vida, siempre he tenido esa confianza inquebrantable en ti, en tu valía). (Marie Curie en su diario en conversación con Piere).
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